La Webinar organizada por el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), bajo el título: «Mejorando Vidas. El uso de la Economía del Comportamiento en la política pública», fue una ventana hacia nuevas perspectivas sobre cómo la economía del comportamiento puede influir en la formulación de políticas públicas más efectivas y humanas.

Carlos Scartascini, Líder del Grupo de Investigación para el Desarrollo del Departamento de Investigación y el Grupo de Economía del Comportamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lideró la conferencia con una presentación que invitó a la audiencia a reflexionar profundamente sobre las normas sociales y su impacto en nuestras decisiones diarias. Scartascini utilizó ejemplos claros y relevantes, como el uso del tapabocas durante la pandemia y un estudio en Arabia Saudita sobre la percepción del trabajo femenino, para ilustrar cómo nuestros comportamientos son influenciados por las normas sociales aceptadas.

Puntos clave abordados durante la webinar

Durante la conferencia, se discutieron varios sesgos cognitivos que afectan nuestras decisiones:

• Exceso de confianza: Este sesgo puede ser peligroso en diversos contextos.
• Inconsistencia temporal: Evaluamos de manera distinta las decisiones futuras frente a las presentes.
• Aversión a las pérdidas: Valoramos más lo que poseemos respecto a lo que no tenemos.
• Efecto señuelo: La introducción de una opción menos atractiva puede influir en nuestras elecciones.
• Sesgo de confirmación: Tendemos a buscar y utilizar información que confirme nuestras creencias.

La caja de herramientas del BID

Para enfrentar estos desafíos, el BID ha desarrollado una «caja de herramientas» que incluye:

• Encuadre (framing)
• Herramientas de planificación
• Mecanismos de compromiso
• Micro-incentivos
• Normas descriptivas y prescriptivas
• Opciones predeterminadas
• Prominencia
• Reciprocidad
• Recordatorios

Estas herramientas están diseñadas para ayudar a los gobiernos y universidades a tomar decisiones que mejoren el bienestar individual y social, contribuyendo al cumplimiento de objetivos más amplios y al desarrollo de políticas públicas más efectivas.

Un llamado a la acción

Scartascini subrayó que la economía del comportamiento no debe ser la única política a implementar, pero puede complementar y mejorar otras políticas existentes. Un ejemplo notable es el caso de Bogotá, donde se aplicaron estos principios para reducir el consumo de agua en un 11%, destacando la importancia de cambiar las normas sociales para lograr objetivos sostenibles.

Transformando la política pública

La webinar concluyó con un llamado a los formuladores de políticas y líderes de la región a reflexionar sobre la importancia de entender y aplicar los principios de la economía del comportamiento en la elaboración de políticas públicas. La economía del comportamiento ofrece herramientas valiosas para diseñar intervenciones más efectivas y adaptadas a la realidad de nuestras sociedades.

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