Administración pública inclusiva: igualdad de género, juventud e integración de la discapacidad como base del desarrollo humano
El año 2020 interpeló a todos los sectores de la sociedad, en particular nuestros valores personales y sociales. La pandemia mostró con mucha claridad las desigualdades estructurales de la sociedad, especialmente en materia de género y discapacidad, y las organizaciones evidenciaron sus capacidades, problemas y desafíos.
El sector público fue fuertemente interpelado por su capacidad de respuesta. Se hicieron evidentes los estadíos de desarrollo y madurez organizacional, su agilidad, su capacidad de priorización y cuidado de la ciudanía.
En este contexto, en el 2020, la inclusión no fue prioridad de agenda pública. Se priorizaron las políticas sanitarias, la innovación y transformación de las administraciones, con foco en la gestión pública digitalizada. No obstante, el dilema es que la diversidad y la inclusión son requisitos para el desarrollo de una cultura innovadora sustentable. Los gobiernos que mejor parecieran haber atravesado la crisis 2020 – 2021, son aquellos con diseños estructurales flexibles, y con una conducción diversa en cuanto género, edad, y origen cultural.
El principal dilema a debatir será qué políticas públicas ofrecen igualdad de oportunidades y promueven un desarrollo inclusivo. Los gobiernos deben reconocer la diversidad que los habita para que ésta se transforme en el activo más importante de la organización pública.
El segundo dilema es ampliar el abordaje de género al colectivo LGBTIQ+, consolidar la participación del género femenino y ampliar la participación igualitaria en cargos de conducción pública. Asimismo, reflexionaremos sobre acoso laboral y violencia institucional basada en la diferencia de género.
El tercer tema es juventud: como convocamos talento joven al sector público y nos transformamos en un aspiracional de desarrollo profesional. Incluiremos la retención de talento: sin jóvenes la organización se marchita, y pierde capacidad disruptiva, agilidad y fuerza transformadora.
Otro dilema es cómo construir culturas igualitarias, en las que el talento no dependa del género, la edad, ni la discapacidad. ¿Cómo desarrollamos líderes inclusivos, que entiendan la diversidad como riqueza y no cómo problema?.
Se propone que las presentaciones favorezcan el debate y la reflexión, con eje en el desarrollo inclusivo y equitativo en género, juventud y discapacidad.
El informe de relatoría se encuentra en el siguiente enlace.