La reciente Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en Andorra ha adoptado, entre otras decisiones, la de aprobar la Carta Iberoamericana de Innovación en la Gestión Pública, elaborada por el CLAD. Esta carta, que se une a un conjunto de documentos elaborados por el Centro Latinoamericano de Administración para el desarrollo, desde su fundación en 1972, coloca en primer plano la urgente necesidad de modernizar las administraciones públicas en la ya presente IV revolución industrial.
Las administraciones, que en todos los países han realizado un ingente esfuerzo para estar a la altura de las negativas circunstancias de loa pandemia, deben aprovechar esta circunstancia para avanzar en la prestación de servicios a los ciudadanos . Es una gran oportunidad beneficiarse de la ola de generación de recursos para el sector público, siguiendo las decisiones adoptadas por el Presidente norteamericano Biden y la Unión Europea. Con liderazgo evidente , que hace recordar la etapa del New Deal que enterró la Gran Depresión, el presidente norteamericano está marcando el camino que seguirán muchos países del mundo.
Los documentos aprobados por la Cumbre relacionados con la administraciones públicas, insisten en fortalecer la confianza ciudadana promoviendo la participación, la rendición de cuentas y la evaluación. Señalan además en el marco del Gobierno Digital y el Gobierno Abierto, la importancia de la extensión de la banda ancha , en el camino de la eliminación de la brecha digital, presente sobremanera en los países latinoamericanos y que dificulta o impide frecuentemente el desarrollo de las capas de población menos favorecida.
Esta meta , recogida igualmente en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la agenda 2030, ha demostrado simultánemanete su necesidad para llegar a los lugares más alejados de la grandes ciudades y la posibilidad real de lograrla , si se destinan los recursos necesarios. Como se ha señalado , tal vez la pandemia aliente a los Gobiernos a buscar modos de proveer Internet de banda ancha universal y mejorar el acceso de los niños desfavorecidos a computadoras personales (Kenneth Rogoff, 2020).
La Cumbre también encomienda la necesidad de encaminar a la Administración Pública hacia la innovación, entendida como los cambios y procesos de mejora continua en las organizaciones y sus procedimientos, con una visión de servicio público y una mejor evaluación y perspectiva de carrera para los empleados públicos.
Para lograr la innovación probablemente se precisa un cambio cultural, que habrá de lograrse con el concurso participativo de todos los actores y en consecuencia generar conductas diferentes, tanto por parte de los empleados públicos como por los políticos encargados de la dirección . El diálogo entre políticos y empleados públicos capacitados y motivados es imprescindible.
Por ello, la participación aparece como un elemento estratégico de los procesos de innovación puesto que se asienta en aprovechar mejor el talento existente en la sociedad, tanto en el sector público como en el privado. La inteligencia para enfrentar los problemas y tomar las mejores decisiones de gestión pública, no está residenciada sólo en los más altos responsables, ni siquiera sólo en los empleados o funcionarios públicos, sino que puede proceder también de las organizaciones no gubernamentales, las empresas privadas o los ciudadanos. Como reclama la Unión Europea y exige la ONU, ningún Estado puede lidiar solo con amenazas que son globales, el riesgo no es cooperar con otros, sino no cooperar (Olivia Muñoz, 2020).
Estimular la innovación es impulsar la cuarta revolución industrial en el seno de nuestras administraciones públicas, abriendo espacios y promoviendo el uso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la implementación de robots, el Big Data, la nanotecnología, la Internet de las cosas y otras herramientas para generar valor público, reforzando las competencias digitales, en definitiva.
La pertinencia de desarrollar una legislación completa sobre el trabajo remoto o a distancia ha sido acogida en 21 países de Iberoamérica. Este tema no está exento de aspectos positivos e ineludibles en esta época, pero también puede hacer florecer otras dificultades relacionadas con la discriminación hacia las mujeres y la ausencia de posibilidades de carrera profesional, pero puede ser igualmente un instrumento para avanzar en la instauración de medidas que favorezcan la conciliación personal, familiar y laboral.
La crisis del COVID-19 debe acelerar la transformación hacia un trabajo fundamentado en objetivos y resultados, así como la modificación de los indicadores de eficacia y calidad de las tareas y de los modelos de evaluación que resultan de más fácil aplicación en las oficinas que trabajan esencialmente por medios telemáticos.
El Compromiso de la Cumbre Iberoamericana de Andorra declara apoyar la puesta en marcha de la Carta Iberoamericana de Innovación en la Gestión Pública promovida por el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD) y, utilizar los instrumentos establecidos en ella como mecanismos substantivos que permitan a nuestros gobiernos ahondar en el proceso de implementación de los Objetivos del Desarrollo Sostenible y proseguir en la mejora de los sistemas de decisión pública.
Avanzar en la implementación de la innovación pública, definida precisamente en la Carta como el proceso de explorar, asimilar y explotar con éxito una novedad, de forma que aporte soluciones inéditas, originales y creativas a los problemas que permita responder de forma óptima a las necesidades ciudadanas. La innovación abierta, en fin, es la base más robusta de la innovación pública, al pasar de crear para las personas a crear valor con ellas, aprovechando la inteligencia colectiva y fortaleciendo la legitimidad democrática.
Artículo disponible en El Nacional.