Si los responsables de cualquier política pública se reúnen con los académicos y expertos debemos felicitarnos. El origen del conocimiento y su aplicación es probable que tenga en este hecho un avance de relevancia. Esencialmente, porque los académicos y científicos estudian e investigan y a veces llegan a conclusiones excelentes pero irrealizables, que en todo caso sirven de base para transitar caminos innovadores. En palabras de Weber “Es completamente cierto, y así lo prueba la historia, que en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez “(Weber, El político y el cientifico,178). Por su parte, políticos y altos funcionarios están con mucha frecuencia apegados a la realidad y sin tiempo para pensar en proyectos innovadores, tan necesarios para avanzar.
Desde que en 1996 comenzaron en Brasil, los Congresos del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), han supuesto avances de relevancia, en el largo peregrinar en busca de una administración pública más eficaz y eficiente al servicio de los ciudadanos. De los 23 países que componen el CLAD , muchos de ellos han sido los anfitriones y en todos se han constatado avances y retrocesos, pero sobre todo han servido para que los científicos, generalmente académicos y altos profesionales de la función pública, hayan podido encontrase con los responsables políticos, para debatir aspectos diferentes del funcionamiento de las administraciones, desde los temas de la función pública hasta las fórmulas organizativas, el gobierno electrónico, el gobierno abierto , la ética y los objetivos de desarrollo sostenible.
Desde 2003 , el CLAD ha aprobado numerosas cartas que constituyen documentos de referencia esenciales para cada uno de sus temas. Entre ellas, la Carta de la Función Pública, el Código de Buen Gobierno, la Carta de la Calidad, la Carta de Competencias laborales. En los dos últimos años hemos aprobado la Carta de Ética e Integridad y muy recientemente, en Octubre los Ministros de administración pública y reforma del Estado adoptaron la Carta de Innovación en la Gestión Pública. Cada uno de estos documentos es objeto de debate en los Congresos y, en ocasiones, pasa a formar parte del derecho positivo de los países iberoamericanos. Esta última Carta, además genera una senda de actuación para las administraciones publicas, de manera que puedan hacer frente a la inteligencia artificial y a los retos de las administraciones en los próximos años.
La pandemia ha exacerbado los retos, que son los de toda la sociedad, pero adquieren adjetivación propia como el fortalecimiento de las instituciones, la mejora de su funcionamiento, la recuperación de la confianza de los ciudadanos y prepararse para la IV revolución industrial.
En este XXV Congreso, que se celebra merced a la cortesía y voluntad del gobierno portugués, se debatirá sobre estos temas, pero también sobre la actuación de las administraciones durante la pandemia, la extensión del teletrabajo, la disrupción que se impone cada vez más y la necesidad de prestar servicios de forma asincrónica, aprovechando precisamente la invención de robots y algoritmos que resuelven trámites, incluso muy complicados. Pero también habrá tiempo para la discusión de dos temas especialmente de actualidad, como son el cambio climático y el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030.
El Congreso de Lisboa, además supondrá posiblemente un punto y aparte en materia organizativa, pues será predominantemente virtual, aunque la inauguración y las conferencias plenarias que tendrán lugar el primer día del congreso , serán presenciales. Durante la totalidad de su celebración, el Congreso podrá seguirse on line, lo que permitirá posiblemente , a juzgar por los centenares de personas que se han inscrito para seguirlo de forma virtual, acercar estas cuestiones a los puntos más alejados del mundo iberoamericano.
La experiencia de Lisboa (67 paneles,13 presentaciones especiales,2 conferencias plenarias,16 documentos libres , 250 panelistas y más de 200 asistentes libres) será probablemente el comienzo de los congresos presenciales y virtuales del futuro, puesto que entre los factores de enseñanza de esta pandemia, podemos señalar el importante avance de las conexiones de voz e imagen, que permiten la celebración de reuniones, conferencias y congresos , con resultados excelentes sin necesidad de viajar.
Los debates sobre la administración del futuro tienen en el XXV Congreso del CLAD de Lisboa un punto culminante, que permitirá un nuevo paso adelante en el proceso de fortalecimiento de las administraciones públicas, para hacer frente a los desafíos del siglo XXI, incrementando su profesionalización y también su digitalización.
Artículo disponible en el diario El Nacional.