¿La muerte de la democracia?


La semana pasada se llevó a cabo el acto de despedida del doctor Francisco Javier Velázquez López, como secretario general del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), durante el cual se hicieron patentes las no pocas contribuciones para hacer visible y divulgar la pertinencia y relevancia de la profesionalización de la función pública en la región de Iberoamérica, realizadas a lo largo de los seis años de su gestión al frente de este organismo internacional. A Paco –como cariñosamente le dicen– le debemos la divulgación de algunos conceptos como el de “burócrata disruptivo” por ejemplo, que nos permiten comprender mejor el rol que están jugando hoy en día los servidores públicos en varios países de la región.

Acorde con su ímpetu provocador, no sorprendió su decisión de titular el contenido del último webinar CLAD (una modalidad inaugurada por Paco), que resulta por demás pertinente para la coyuntura electoral de nuestro país: ¿Cómo muere la democracia en Iberoamérica?

El panorama de las democracias en el mundo que ofreció el profesor Víctor Lapuente, invita a reflexionar acerca de la estrecha relación existente entre la calidad de la democracia y la calidad del gobierno. Su conclusión es clara: sin llegar a vaticinar su muerte, lo cierto es que “las democracias no gozan hoy de buena salud y la única medicina que se vislumbra pasa por la buena o mala percepción que mantengan los ciudadanos respecto a la calidad de los servicios públicos que reciben” (hospitales o escuelas, por ejemplo).

Más allá de la crisis de la democracia, las reflexiones en torno al cambio de la competencia política resultan pertinentes frente al escenario electoral del próximo año. Y es que dicho cambio tiene que ver tanto con la naturaleza de los parámetros de la disputa electoral (izquierda-derecha), como con el perfil de sus votantes: hoy no está claro que están votando los electores de derecha y qué votan los de izquierda; y respecto al perfil de los votantes la mayor diferencia proviene de la educación: la evidencia revela que los votantes con mayor educación están votando opciones de izquierda y menos educados por opciones de derecha.

Fuente: https://www.milenio.com/opinion/roberto-arias-de-la-mora/columna-roberto-arias-de-la-mora/la-muerte-de-la-democracia