En el tiempo que lleva, el “gobierno del cambio” ha forzado una de las mayores transformaciones que puede vivir un país. En menos de 14 meses el mapa del poder territorial en Colombia ha cambiado significativamente. Y no es una responsabilidad que pueda eludir. Por causa de las medidas tomadas (y omisiones) del Gobierno en el marco de la “paz total”, la guerrilla y los grupos armados ilegales no solo han recuperado las dos terceras partes del territorio que habían perdido a manos de la Fuerza Pública entre agosto de 2019 y el mismo mes de 2022.
También en ese corto periodo, han logrado extender y consolidar el control del territorio más allá del que previamente tenían en su poder. Tanto que se podría decir, incluso a riesgo de ser excesivamente cuidadoso, que uno de cada tres kilómetros cuadrados de territorio nacional están bajo control total o parcial de los grupos armados ilegales.
Pero no se trata únicamente a los territorios que los ilegales tienen bajo su control total (con ausencia absoluta del Estado), como el que tiene el ‘clan del Golfo’ en ciertas zonas del Chocó y el Bajo Cauca antioqueño; el Eln en tierras de Nariño, Arauca y gran parte del Catatumbo; o las disidencias de ‘Iván Mordisco’ (con el frente Franco Benavides) en los municipios de la cordillera nariñense (Cumbitara, Policarpa, Taminango, Leyva y El Rosario) o que amenaza a los vecinos de Los Andes, Playanada y Samaniego, en cuya cabecera municipal la semana pasada estuvieron desplazadas más de seis mil personas como consecuencia de la amenaza que representan las minas antipersona en la región. Además, se trata de los territorios que, por estar en disputa abierta entre los grupos armados, viven bajo la amenaza permanente de hechos y formas de violencia. Según la Defensoría del Pueblo, en esta categoría están 113 municipios del país que se califican en riesgo extremo y 286 municipios en riesgo alto.
La lucha por el control territorial es tan fuerte que incluso revela la fragmentación interna de las organizaciones ilegales. Mientras que en Antioquía y Bolívar las disidencias de ‘Iván Mordisco’ están aliadas con el Eln para enfrentar al ‘clan del Golfo’, en Nariño, Arauca y Cauca esos aliados son feroces enemigos en guerra por el control de esos territorios.
El nuevo mapa del control territorial no solo muestra cómo los ilegales se han tomado un espacio geográfico en el que se mueven libremente y desarrollan sus negocios. También tira de la manta que convierte a los ilegales en “autoridades” que regulan las actividades de los pobladores, aprueban sus ingresos o salidas del municipio, resuelven los litigios o determinan quiénes pueden o no aspirar a los cargos de elección popular, o les imponen condiciones para aceptar que sean candidatos.
El control político y el manejo del orden público de los ilegales en los territorios es tal que conectar la violencia armada con la ocurrencia de los delitos electorales. Delitos como el trasteo de votos o electores, la perturbación de las elecciones, la presión o el engaño sobre los votantes o su suplantación, o la compra y venta de votos, no son posibles si no tienen el “visto bueno” de estas autoridades de facto.
El poder político que da el control territorial es tan fuerte y envolvente que los grupos armados ilegales no quieren negociar nada distinto al reconocimiento de su soberanía en esos territorios. No buscan que se los reconozca como fuerzas políticas que pueden llegar al Congreso o como actores ilegales que quieran pasar a la legalidad. El partido de Timochenko les enseñó la lección. Para ellos, la “paz total” no es otra cosa que el mecanismo que institucionaliza y garantiza el control real y efectivo que tienen en las zonas que dominan. Son tan claras sus diferencias y distancias con el proyecto Petro que no pretenden ser fuerzas políticas a su servicio o seguidoras de él. Por eso serán tan cruciales las próximas elecciones del 29 de octubre. Van a mostrar en realidad el perfil que tiene el nuevo mapa del poder territorial en Colombia.
PEDRO MEDELLÍN
* Profesor titular de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional