España vive en estos días intensas jornadas de oposiciones, concursos en la terminología de los países iberoamericanos, a las que se presentan miles de aspirantes que pretenden lograr un empleo público en la Administración del Estado o promocionar dentro de la plantilla o planta estatal. En concreto, unos 155.000 ciudadanos se han examinado con el objetivo de hacerse con una de las 27.509 plazas en la administración estatal distribuidas por todo el país.
El Consejo de ministros español aprobó en julio una oferta de empleo, considerada la mayor de la historia, compuesta por 39.574 plazas. Entre las principales razones de los aspirantes se encuentra buscar la estabilidad laboral. En consecuencia, parece que son más los que la prefieren, en detrimento del salario, un puesto de trabajo fijo para toda la vida.
Son más las mujeres, que representan el 81% del total de opositores, frente a un 19% de los hombres. Es, por otra parte, fiel reflejo de la tendencia en todas las administraciones públicas, donde el porcentaje de mujeres es superior al de hombres. Este porcentaje disminuye en el escalón superior de la pirámide, llegándose a invertir cuando se trata de puestos administrativos de responsabilidad relevante.
Algunas ideas interesa destacar por su ejemplo para los países americanos. La primera se refiere a una convocatoria de puestos de trabajo en las que la selección de forma objetiva se realiza por mérito y capacidad y, por lo tanto, las condiciones de acceso son iguales para todos. Incluso en los cuerpos de elite, para los que se necesita título universitario, los exámenes son iguales para todos los aspirantes y los tribunales de selección, siempre públicos y formados por funcionarios (los altos cargos no pueden participar) deben aprobar a los mejor calificados. En el caso español, entre los defectos del sistema se cuenta la existencia de un sesgo muy acusado en los puestos de los altos cuerpos de la mayoritaria procedencia de personas residentes en Madrid y la excesiva duración de los procesos selectivos, con frecuencia no inferiores a un año.
La otra cuestión de relevancia es el contenido de las pruebas que, a pesar de las críticas desde hace años, tienen un componente memorístico altísimo, lo que garantiza probablemente el conocimiento, pero no las habilidades o competencias necesarias para el desarrollo de las funciones que van a desempeñar. Precisamente el alto componente memorístico genera igualmente un sesgo de clase media y media alta evidente, por el tiempo que han de dedicar a la preparación que con frecuencia se mide en cuatro o más años.
La necesidad de modificar precisamente estas pruebas de acceso a la función pública se basa en definitiva en considerar otro tipo de habilidades. Se enfatizan las habilidades propias, cuando también deberíamos ensalzar cómo trabajar con otros, porque esa es la forma en que se resuelven casi todos los problemas del mundo real. (Stenberg, 2023).
Las pruebas de acceso a la función pública de las instituciones europeas son un ejemplo de buen hacer en este campo y están siendo imitadas cada vez más por los países miembros, porque ponen en valor precisamente más las habilidades que los conocimientos memorísticos que, por otra parte, están al alcance de todos en virtud de los medios tecnológicos, hoy extendidos en todas las latitudes.
Es un ejemplo para el continente americano que, de acuerdo con los datos recabados por el CLAD para el proyecto de Índice de Gobernanza Iberoamericano, que pueden observarse en el siguiente gráfico, tiene mucho que avanzar en este campo. Solo algunos países seleccionan a sus servidores públicos por mérito y capacidad y algunos de ellos en porcentajes sonrojantes. No es posible desarrollar políticas públicas eficientes y eficaces sin haber realizado procesos selectivos adecuados que garanticen que quienes van a administrar las políticas públicas conocen su contenido, sus implicaciones y las técnicas adecuadas para llevarlas a cabo.
Fuente: CLAD, 2023. Índice de Gobernanza Iberoamericano
Una reunión de países europeos sobre temas de selección de funcionarios celebrada estos días en el INAP de España, pone de manifiesto precisamente estas características: la necesidad de realizar pruebas objetivas y la insistencia en las habilidades en detrimento de los conocimientos memorísticos. La actividad desarrollada por EPSO (Oficina Europea de Selección de Personal), el organismo de selección europeo es una fuente de experiencias de buen hacer porque aúna la elección de los más preparados con la diversidad imprescindible en la Unión Europea, compuesta hoy por 27 países.
Es obvio que, desde la formación de la administración moderna en el Siglo XIX, la tensión entre el nombramiento directo de los funcionarios por razones clientelistas o de mérito y capacidad, los países van avanzando en los últimos criterios, impulsados por la complejidad de las políticas públicas y también por la demanda ciudadana. El primero de los sistemas viene con frecuencia de la mano de la incompetencia y el segundo pone de relieve, aunque no garantiza, la efectividad de las decisiones en beneficio de los ciudadanos.
@sgeneralClad
Fuente: https://www.elnacional.com/opinion/seleccionar-a-los-mejores-para-las-administraciones/