Sostenía Rubalcaba


Sostenía Alfredo Pérez Rubalcaba que, en política como en la vida, hay que empeñarse en ser honestos, coherentes y rigurosos. Alfredo consideraba que el ejercicio de la responsabilidad pública tiene que conllevar una importante dosis de ejemplaridad. La idea de que los políticos deben ser como todos los demás se le quedaba pequeña. Si los ciudadanos son los que te pagan y, sobre todo, los que confían en ti para que hagas algo por mejorar sus vidas, les debes un comportamiento intachable. La política, decía, es el único instrumento para cambiar las cosas que tienen los que no tienen nada. Por eso debemos dignificarla y honrarla.

En su etapa como candidato a la Presidencia del Gobierno, en el año 2011, Alfredo tuvo que enfrentarse a muchos obstáculos externos e internos. Quienes estábamos a su lado alguna vez le sugerimos sacar ventaja de nuestra posición y rechazar, por ejemplo, la reforma exprés del artículo 135 de la Constitución -acordada entre el entonces Presidente Zapatero y el líder de la oposición Mariano Rajoy a espaldas del PSOE-. Aquella reforma sobre la obligación para el Estado de atenerse al principio de estabilidad presupuestaria, situaba al candidato del PSOE a los pies de los caballos en pleno auge de un partido como Podemos y tras la durísima crisis económica de esos años. Pero Alfredo, a pesar del daño a su candidatura que aquel acuerdo significaba, trabajó minuciosamente el texto de la reforma, lo mejoró y convenció, tras un arduo debate, al grupo parlamentario socialista para que votara a favor. Sostenía Rubalcaba que lo primero era el país, lo segundo el partido y después su interés personal. Ya lo había demostrado con creces al aceptar la candidatura del PSOE a la Presidencia del Gobierno en unas elecciones imposibles que tenía perdidas de antemano. Rubalcaba era entonces Vicepresidente del Gobierno de Zapatero y el político mejor valorado de todo el espectro nacional.

Pero Alfredo Pérez Rubalcaba se consideraba un servidor público. Ya fuera como ministro del Interior, como Secretario General del Partido Socialista o como profesor de universidad, su afán siempre fue esforzarse, trabajar y hacerlo lo mejor posible.

Sostenía Rubalcaba que los socialistas debíamos ser leales a un proyecto de más de un siglo. “Las circunstancias históricas van cambiando y debemos adaptarnos pero la raíz de nuestro proyecto es la misma desde 1879: igualdad, libertad, solidaridad”.

Sostenía Rubalcaba que el diálogo y el respeto hacia los adversarios políticos era una obligación democrática. “Nuestro enemigo no es la derecha, ellos son nuestros adversarios. Nuestros enemigos son la injusticia, la desigualdad, la violencia”. A pesar de haber sido víctima de duros ataques personales por parte de la derecha política y mediática, Alfredo Pérez Rubalcaba nunca dejó de tender puentes con sus adversarios.

Pérez Rubalcaba fue un gran político, un excelente comunicador y uno los mejores parlamentarios que ha tenido España en los últimos años. Sostenía Rubalcaba que en política había que hablarle claro a la gente, no por virtuosismo comunicativo sino por mostrar claridad en las ideas. Muchas veces, decía, la oscuridad en la expresión denota ambigüedad calculada: una puerta a cambiar de opinión al día siguiente.

Sostenía Rubalcaba que no había nada más esencial, para construir un gran país, que la educación y a ella consagró gran parte de su vida política y profesional. Alfredo defendía que la educación pública implica optimismo, confianza en que la vida puede mejorar, y que no todo está escrito cuando se nace en el seno de una familia sin recursos. “La educación es el gran motor del cambio social, la inversión más importante para quienes creemos en la igualdad de oportunidades”.

Alfredo era un científico y, en su quehacer, cualquier idea o discusión pasaba por un estricto análisis racional. Rubalcaba abrazó el feminismo desde el convencimiento intelectual. Sostenía Rubalcaba que no hay mayor desigualdad que aquella que afecta a más de la mitad de la población por el mero hecho de haber nacido mujeres. En su etapa como secretario general, el PSOE adoptó la fórmula de listas cremallera (alternando hombre/mujer) para todos los procesos electorales, mejorando decididamente la posición de las mujeres socialistas en las candidaturas. Pérez Rubalcaba apostó siempre por ampliar el poder de las mujeres y llevó las políticas de igualdad al centro de la acción política y parlamentaria del PSOE.

Sostenía Rubalcaba que cuando uno se muere no queda nada, que el final es el final y no hay que darle vueltas. Pero se equivocaba. En su paso por este mundo, Alfredo nos dejó mucho; mejoró la vida de infinidad de personas: de quienes no llegaron a conocerlo, y de todos los que tuvimos el privilegio de disfrutar de su amistad. Tres años después de que nos dejara aquel 10 de mayo de 2019, estas líneas quieren reivindicar ese legado y expresar el afecto y agradecimiento que sentimos por él.

Artículo disponible en el siguiente enlace.