Fernando Vallespín habla sobre “El papel del Estado en una sociedad de intolerancia”


La primera Conferencia Virtual de 2022 llevada a cabo el pasado 26 enero, iníció con palabras de bienvenida a cargo de Francisco Velázquez, Secretario General del CLAD, quién presentó al reconocido conferencista y catedrático de ciencia política y administración pública, quien también es distinguido experto en temas del Estado, y autor de numerosos libros y artículos de profundidad.
 
Seguidamente, Vallespín agradeció la invitación del CLAD para hacer esta conferencia en donde reflexionó sobre el papel del Estado en una sociedad de intolerancia, tema de su último libro.
 
En su abordaje, amplió su enfoque teórico, abordando una visión de la realidad con enfoque actual. Inició su presentación hablando de la doble identidad del Estado en el mundo occidental. En primera instancia, desde la perspectiva del Estado como agente protector, señaló que el Estado vela por proteger los intereses de la sociedad en donde se presentan toda una serie de desafíos, denominada la “sociedad estancada”, generando la pérdida de progreso como se le conoce en el mundo occidental, afectando el rendimiento o performance del Estado. 
 
En la segunda parte de su presentación, se refirió a la visión normativa del Estado, y cuáles son los principios donde debe ajustarse el funcionamiento democrático desde una perspectiva liberal.
 
En su libro aborda el tema de la erosión de la cultura liberal, «Podemos estar hablando de la aparición de sociedades iliberales, conectado con el populismo y fin de las democracias». Concentró su análisis en la posición que tenía el Estado de ser neutral frente al conflicto de las opiniones en donde ahora es objeto de disputas dentro de la sociedad. «Estamos perdiendo la idea antigua de estar en constante progreso. Esta perspectiva está presente en el mundo desarrollado, unido a la posibilidad de hacer historia. El fin del presente es construir un futuro mejor. El futuro es el horizonte de las posibilidades», afirmó.
 
En opinión del autor H.U. Gumbrecht, estamos viviendo un “presente extenso” y estamos perdiendo la noción de progreso, donde es difícil diferenciar el pasado del presente. El futuro queda como un escenario catastrófico. El futuro no es lo que era. Esto da lugar al discurso de la regresión (retrotopía-Zigmund Bauman) o nostalgia por un pasado idealizado. El futuro ya no se presenta como un horizonte de posibilidades abiertas, es una dimensión crecientemente cerrada a todo pronóstico, que al mismo tiempo comienza a percibirse como una amenaza (Cambio clímático, distopías tecnológicas).
 
La característica fundamental del mundo moderno es un mundo muy acelerado. Necesita del dinamismo para poder mantenerse en pie. Necesita crecimiento económico, innovación, etc. La percepción es que no paramos de movernos, pero no progresamos. Los problemas no se resuelven, todo sigue más o menos igual, la estructura sigue inalterable (Inmovilismo dinámico). No hay una clara solución eficiente, o bien porque, de haberla, no es posible imponerla políticamente.
 
Durante la conferencia, se abordó la erosión de la cultura política liberal, a lo cual se señaló que el panorama se presenta con una disputa entre valores y principios en la sociedad. Esto tiene que ver con la forma en que nos comunicamos.
 
Posteriormente se refirió al tema de la polarización. «Debemos tener la capacidad de argumentar y no entrar en la polarización. La polarización destaca con contenidos emocionales y de indignación que se reduce a una formulación binaria en donde prevalecen dos lecturas de la realidad, dos discursos, dos universos identitarios (in-group / out-group). Desde la perspectiva del “sectarismo político”, el adversario es percibido a la vez como diferente o ajeno, como desagradable o antipático, y como inmoral (partidismo negativo). Al estar en alguno de estos bloques políticos se asume también la identidad de los mismos (bloque de la derecha y bloque de la izquierda). Esto hace muy difícil la negociación de los conflictos. Hay una distinción entre conflictos negociables e innegociables, en donde los conflictos identitarios tienden a ser innegociables», señaló.
 
El objeto de la tolerancia, por otra parte, tiene que ver con ¿Qué se tolera o se debe tolerar? Abarca todo tipo de acciones, comportamientos, formas de vida, cosmovisión o ideologías, convicciones personales, etc. La tolerancia no es indiferencia ni aceptación; la tolerancia presupone siempre un componente de rechazo. Sólo merece ser tolerado lo que nos desagrada o lo que desafía a nuestros principios, cosmovisiones o forma de vida. Eso no significa que todo debe de ser tolerado, hay ciertos límites bien marcados, hay cosas intolerables. La tolerancia solo tiene sentido en la medida en quien la practica podría también no hacerlo (el componente de la “autorización”).
 
Al finalizar se realizó una sesión de preguntas que contó con una amplia participación de las personas conectadas. Para conocer mayores detalles de la conferencia, la misma se encuentra disponible en el Canal de YouTube del CLAD.