No hay causa más noble y meritoria que luchar contra la pobreza, incluir a los desposeídos, edificar y darles la oportunidad para que participen activamente en la producción y en la generación de riqueza.
Por ello, no es casual que el Primer Objetivo de Desarrollo Sostenible acordado por los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sea poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo.
La ONU ha definido que la pobreza extrema es aquella quienes viven con menos de 1.25$ al día, o sea, 37.5$ mensuales. El objetivo es que en el año 2030 se logre una disminución importante de personas pobres y vulnerables.
En ese sentido, se debe también resaltar que la experiencia de la pobreza es mucho más amplia que únicamente la carencia de ingresos. Ello implica tener en cuenta varias dimensiones que ameritan el desarrollo de nuevos métodos de medición e indicadores que reflejen con claridad las características de las personas en esta situación. Este esfuerzo implica una coordinación entre las autoridades nacionales, los organismos internacionales e instituciones con competencias técnicas, operativas y financieras en la materia.
Las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) sobre la pobreza y la pobreza extrema corroboran que, entre 2002 y 2014, ambos fenómenos se redujeron considerablemente en el agregado regional, aunque a un ritmo cada vez menor. En el 2015 y 2016 las cifras revelan un incremento en los niveles generales de pobreza y pobreza extrema regionales, a pesar de que éstas siguieron disminuyendo en la mayoría de los países.
Por otro lado, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que América Latina y el Caribe sigue caracterizándose por una vulnerabilidad sustancial que también afecta a la creciente clase media. Más específicamente, en un plazo de diez años, el 65 por ciento de las personas que reciben un ingreso diario comprendido entre 4 y 10 dólares, así como 14 por ciento de la clase media, sufren de pobreza al menos durante dicho período. Además, la pobreza crónica continúa extendida, representando el 91 y el 50 por ciento de la pobreza extrema y moderada, respectivamente.
Asimismo, las diferencias entre las áreas urbanas y rurales son sustanciales: las primeras, que concentran la mayoría de las personas vulnerables y en situación de pobreza moderada, se caracterizan por una mayor movilidad del ingreso, particularmente ascendente.
El aumento de esta problemática en la región ha obligado a que se desarrollen diferentes metodologías para medirla y que éstas, a su vez, generen diferentes indicadores atendiendo a las nuevas variables que den una medición integral. Como se señaló, la pobreza no solo está relacionada con la escasez de dinero. Se tiene que incluir nuevas variables para medir debidamente los niveles de pobreza.
Reconociendo esta necesidad, el SELA realizó un taller técnico, conjuntamente con el Gobierno de la República del Paraguay y el Instituto Social del Mercosur (ISM). Esto, con el propósito de hacer un acercamiento conceptual e interinstitucional para crear sinergias en torno al avance en las políticas para la reducción de la pobreza multidimensional, a fin de mantener una línea de seguimiento coordinada y conjunta entre los grupos de expertos y académicos que abordan, desde diversas perspectivas, el tema en la región y a nivel internacional, entre ellos la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Instituto Social del Mercosur (ISM), la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford (OPHI) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Superar la pobreza es un impostergable desafío que se debe trabajar de manera coordinada entre los gobiernos, las agencias internacionales especializadas, organismos multilaterales, sociedad civil y el sector privado. El SELA tiene, entre sus prioridades, la de contribuir a la mejor comprensión de los retos que tiene la región por delante en tan importante desafío.
*Embajador. Secretario Permanente del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA)