Hermanos y hermanas:
Nos hemos reunido para hacer frente a la crisis sanitaria más importante de nuestro tiempo.
Estamos en guerra contra un virus que amenaza destrozarnos si se lo permitimos.
Casi medio millón de personas han sido infectadas y más de 20.000 han perdido la vida.
La pandemia se está acelerando a un ritmo exponencial.
Los primeros 100.000 casos se produjeron en 67 días. Los segundos 100.000, en 11 días; los terceros 100.000, en solo cuatro días, y los cuartos 100.000, en únicamente dos días.
Si no se actúa con decisión en todos los países, los muertos podrían ser millones.
Aunque solo el tiempo nos mostrará todas las consecuencias sociales, económicas y políticas de esta pandemia, ya sabemos que el precio que terminaremos pagando depende de lo que decidamos hacer ahora.
Es una crisis mundial que exige una respuesta mundial.
Hoy quiero solicitar tres cosas a nuestros estimados líderes:
Primero, que luchen. Luchen enérgicamente. Luchen con todas sus fuerzas.
Luchen como si sus vidas dependieran de ello, porque dependen.
La mejor y única manera de proteger la vida, los medios de subsistencia y la economía es detener el virus.
Sin excusas. Sin remordimientos.
Quiero dar las gracias a sus gobiernos y pueblos por los sacrificios que han afrontado hasta la fecha.
Muchos de sus países han impuesto restricciones sociales y económicas radicales, cerrando escuelas y negocios y pidiendo a la gente quedarse en casa.
Esas medidas ayudarán a apagar el fuego de la epidemia, pero no lo extinguirán por completo.
Debemos hacer más.
Debemos aumentar inmediatamente el número de profesionales sanitarios, velar por que incrementen su radio de acción y formarlos y enviarlos sobre el terreno para que detecten, hagan pruebas y aíslen a todos los casos y localicen a todos los contactos.
No es una opción, es una obligación.
Segundo, que se unan.
Ningún país puede resolver solo esta crisis.
Esto nos afecta a todos y solo podremos superarlo juntos.
Eso significa un cambio de modelo en la solidaridad mundial, en el intercambio de experiencias, conocimientos y recursos, y en la colaboración para mantener abiertas las líneas de suministro y apoyar a las naciones que necesiten nuestro apoyo.
La escasez mundial de equipos de protección personal está poniendo en peligro a los encargados de la respuesta en primera línea, lo que nos pone a todos en peligro.
Hacemos un llamamiento a todas sus naciones para que aumenten la producción, retiren las prohibiciones de exportación y aseguren una distribución equitativa.
Tercero, que innoven.
Reorienten el poder industrial de sus naciones hacia esta causa.
Innoven para producir a nivel mundial las herramientas que necesitamos para salvar vidas en estos momentos.
Innoven para conseguir tratamientos y una vacuna.
E innoven para crear un movimiento mundial que impida que esto vuelva a suceder.
Las medidas que tomemos ahora tendrán consecuencias en las décadas venideras.
La COVID-19 nos está quitando mucho, pero también nos está dando algo: la oportunidad de unirnos contra una amenaza común y de construir un futuro para todos.
Puede que hablemos idiomas diferentes y tengamos creencias distintas, pero estamos hechos de la misma pasta: somos una sola raza humana.
Luchen.
Únanse.
Innoven.
Y que nuestra única resolución sea: nunca más.
Shukran jazilan, Su Majestad. Muchísimas gracias.
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